Rebozar croquetas de pescado cuando llevas 27 horas sin agua corriente y no sabes cuando volverá, quizá no seaa mejor idea.

Si hace un mes me preguntabas si prefería estar unas horas sin agua o sin luz, te hubiera dicho lo primero. Me retracto. Estar sin agua no tiene nada de romántico, ni gracia alguna. De poco sirven 5 litros de agua que guardaba “por si nos volvemos a quedar sin agua”. Porque sí, ha pasado más veces pero nunca tanto tiempo, ni había afectado a un area tan extensa. Prácticamente todo Sandton (nuevo centro financiero y su rensidencial) está seco. Algunos desde el lunes. A otros, les acaba de volver. No es nuestro caso. Sales en busca de provisiones y ¡sorpresa! No eres la única. Las estanterías (de agua) de cualquier supermercado, desiertas. Solo queda agua con gas y de sabores (también con gas). Y no queda otra que mendigar.

Decían que eran labores de mantenimiento. Resulta que se ha reventado una tubería y su reparación no es sencilla. Me precipité al atribuir el corte a la sequía y la falta de previsión. Y es que no han caído más que cuatro gotas desde que entraramos en la «supuesta» época de lluvia. Lo cierto es que hace un mes que las tardes debían estar pasadas por agua, con sus tremendas tormentas, sus truenos y relámpagos. Se echan de menos. Especialmente los días, como hoy, en los que se rozan los 32 grados. Sin noticias de la primavera otoñada que nos recibió cuando llegamos hace un año.

*Si lo sé me quejo antes, #waterisback